lunes, 19 de diciembre de 2011

VIÊTNAM, CON “V” DE… (1)

de VERDE. No es solo un color, es casi un emblema. Vietnam, desde que abre sus puertas -ya sea desde China, Camboya o Laos- se presenta amable y acogedoramente verde. Selvas o parques urbanos, arrozales o  arcenes, playas o palacetes, montañas o deltas. La vegetación decorará tus paisajes viajando por Vietnam, protegerá las tumbas imperiales de Hué, camuflará los sembrados de Sapa, vestirá las casas coloniales de Hoi An, coloreará los islotes de Halong Bay, dará intimidad a las vírgenes playas del sureste, te escoltará por las aguas del Delta del Mekong, purificará avenidas de Hanoi o Ho Chi Minh, guiará los trenes que cruzan el país, teñirá los estanques y hasta adornará los ricos guisos vietnamitas.

… de VENCEDORES, pero abatidos. La gente o etnia (Viêt) del sur (Nam) dan fundamento al término “heroico”. Durante el siglo XX, potencias como Francia, China o EE.UU., vecinos como Camboya, revueltas militares internas y hasta aliados traidores como Japón han claudicado ante el fervor y la tenacidad vietnamita que ha defendido hasta la extenuación territorio, independencia y unificación. Sin embargo, el precio a pagar ha sido alto. Muy alto. Si bien las áreas más pobladas aparentan normalidad, las zonas de interior aun están muy atrasadas, el nivel de vida aun es bajo, hay muchos excombatientes mendigando en las grandes capitales, los bebes todavía tienen que sortear los últimos coletazos del repugnante nafta yanqui y los caminos, todavía hoy, son oscuras trampas que cada año amputan decenas de piernas. Aun así, el pobre, el amputado o el minusválido te sonreirán y te darán la bienvenida. Podrán destruir su Palacio Nacional, pero lo reconstruirán de nuevo y lo llamarán Palacio de la Independencia. Y vendrán y pisotearán una vez más el edificio y su nombre pero el pueblo volverá a levantarlo y rebautizarlo como Palacio de la Reunificación. Y, con sus puertas abiertas, volverán a sonreír al turista y a aceptar las influencias foráneas.

… de VENDEDORES. Miles de años como comerciantes se dejan sentir en cada esquina. Las agencias de viajes se amontonan literalmente en las principales calles de cada punto señalado en las guías de turismo; los comerciales de hoteles y restaurantes abanican sus tarjetas para recibir a los autobuses y trenes de turistas; los carritos ambulantes de comida rápida y las cestas de fruta compiten victoriosos con restaurantes y franquicias; los minibuses juegan persuasivamente al tetris con los pasajeros y asientos consiguiendo que los primeros doblen ampliamente en número a los segundos; la venta se transforma en eterna pero amable escolta por las aldeas junto a Sapa; los conductores de mototaxis se activan y se ofrecen a tu paso como si tuviesen un misterioso sensor;  detrás de una ordenada pila de libros, guías de viaje y videos aparece una sonriente vendedora; las chicas acercan sus encantos en los bares a aquellos solitarios por unas cuantas copas (en ocasiones confundiéndose hábilmente como solteras sin ánimo de lucro y a veces tristemente manoseadas sin más); una asombrosa ingeniería casera transforma bicis y motos en discotecas y cocinas con ruedas; las rutas de los autobuses son flexibles si hay solicitantes de destinos cercanos al oficial; las madammes se pasean en moto de turista en turista ofreciendo sus chicas y el regateo es el idioma común. Además, las ofertas suelen ser variadas; es fácil obtener un tique de avión de un hotel, marihuana de un vendedor de gafas de sol o chicas de un mototaxista. Es más, lo más vagos lo tienen aquí fácil; el conductor del taxi que te lleva a la estación de autobuses telefoneará mientras a su amigo en uno de los buses que van a tu destino que, a su vez, te dejará amablemente un poco antes del destino donde, casualmente, unas taxiscooter te llevarán a tu hotel no sin que antes se acerque algún “consejero” de hotel alternativo o de excursiones fantásticas. Pero casi todos, y aquí está el encanto de Vietnam, con simpatía tanto si compras como si no.

… de VESPINOS y similares. Son los dueños de la calle y de la acera. Dicen que superan el millón y medio solo en Hanoi y no le van a la zaga en Ho Chi Minh (antigua Saigon). Son contados los semáforos que se respetan en las calles, pero dar con alguno en rojo es todo un espectáculo; es como una tela de araña que atrapa por segundos a decenas de mosquitos que no paran de zumbar hasta ponerse en verde. Algunos intentan escapar antes, se hacen dueños de las aceras y testimoniales pasos de peatones y reorientan su rumbo. Sortearlos supone un entretenimiento divertido y con su punto de aliciente. Debes dejarte ir sin sobresaltos y “disfrutar” de sus pitidos y sus eslálons con los turistas (ver el video en Flickr). A la vez, son el medio de transporte más eficaz (Xe Om) en Asia en general y en Vietnam en particular. Se convierte en habitual ver padres y sus hijos compartir el mismo vehículo. Y parece que solo hace falta un casco extra para convertirse en taxista por un dólar o dos. Da derecho a tu traslado, el de la mochila, el de las bolsas de la compra y lo que aproveche el piloto para llevar a otro destino. Ni que decir tiene, la lluvia no los detiene; todos llevan un chubasquero doble cual capucha que sirve además, para lavar el vehículo. En su versión más creativa, son también soporte de puestos de artesanías y música, cocinas, neveras y refrigerios ambulantes o, simplemente, cómodos asientos donde descansar y ver la vida pasar.

… de VIVIR en la calle. ¿Quién dijo restaurantes? En Hanoi, Saigon y otras ciudades no tienes que buscar restaurantes. Te topas enseguida con improvisados fuegos de leña o de carbón donde te cocinarán esos peces (no confundir con pescados) y mariscos que ves moverse en la mesas de al lado. Por pocos dólares te das tu buena mariscada y otras exquisiteces. Se alcanza el nivel adecuado a las pequeñas mesitas de 60 cm de altura de la forma más sencilla; sentado en taburetes y sillas que si acaso levantan 30 cm del suelo. Las copas no difieren; dos metros más adelante, justo tras pasar el puesto de la fruta, te puedes sentar y disfrutar de unas pipas y un mojito recién exprimido para la ocasión. Allí mismo puedes hacer la compra del tabaco, la maría o los souvenirs que te ofrecen si es que pasas de masajes sin y con “happy ending”.

… de VIVENCIAS. Pero eso tendrá que esperar unos días…

Tips:

¿Qué vi? = Sapa y alrededores, Halong Bai, Hanoi, Hué y tumbas imperiales, Hoi An, Saigon (Ho Chi Minh), Delta del Mekong
¿Dónde dormí? = Hoteles medianos al principio y más sencillos luego. Tren cama.
¿Qué comí? = Distintas sopas y caldos, rollos de primavera vietnamitas, noodles con pato, soup bâ cua, mariscos en la calle y demás desconocidos.
¿A quién vi? = Luego te lo cuento.
¿Qué traba encontré? = Lluvia y cielo gris durante casi todo el tiempo que no me ha dejado hacer buenas fotos.
¿Qué me agradó? = El paisaje tan bonito aun con la variedad del entorno. Halong Bay es una pasada así como remar un poco entre sus islotes. Las tumbas imperiales. Las clases de cocina. Los paseos en moto por Sapa. Y, sobre todo, la amabilidad de la gente y la educación de los críos.
¿Qué me disgustó? = El tener que salir  un poco a veces de la espiral de enganches entre taxistas, conductores de buses, excursiones y hoteles y el no cumplir el horario de los buses. Nada serio, la verdad.
¿Qué medios usé? = Autobús, tren cama, minibús, Xe om o mototaxis, taxis, ferries, moto alquilada, barco alquilado, avión.
¿Kilómetros recorridos? = 604 en avión, 35 andando y 2.051 en otros.
¿Qué lado conducen? = Derecha.
¿Precios? = Hoteles decentes por 8 euros, gasolina 82 ct/lit, botella de agua 20 ct, comer en restaurante medio 8-10 euros, en la calle por 1 euro tu kebak, 0,5 € por bocata. Tren cama: 30 euros unos 400-500 km.
Curiosidades = Encuentros muy oportunos con gente de Vietnam y de fuera. Como las motos te echan de las calles y aceras. Jugar al fútbol en un colegio de Sapa, en el norte. Clases de cocina caseras y cocinar yo tortilla española y ensalada. Muchos turistas en Saigon. No poder mandar una caja por vía postal por contener un pen de memoria, CDs no comprados aquí y monedas sueltas.

5 comentarios:

  1. Buenas!Vietnam, en uno de mis lugares pendientes y primeros de la lista para visitar. Supongo que en parte por eso, esta entrada me gusto especialmente. Pero hay que reconocer que está muy chula escrita, me gusta cuando escribes jugueteando con las palabras y en este caso la letra. V de vencedores...(te podrían contratar para hacer un anuncio de turismo para el lugar!)Me alegra que sigas disfrutando. Ahora espero con ganas las fotos. No te demores!!!jajaja. Cuídate.

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  2. Si que cautiva leer todo esto... nif, nif... quiero estar ahí...

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  3. Esperando ese Vietnam (2)...

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  4. Me sumo a los elogios de escritura y te propongo una cosa: en vista de tanta creatividad para sobrevivir, como has descubierto en Vietnam, podemos poner un negocio al estilo cuando vuelvas?
    Un beso bandolero, te echaremos de menos en estas Navidades

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  5. Pues muchas gracias. No creía yo tan suelto el texto, pero me alegro que hayan llegado -como me confiesa cierta amiga "pudorosa"- esos colores, sabores, olores y esencias de Vietnam. Realmente es un sitio muy atractivo donde te sientes cómodo y seguro.

    Graci, el Vietnam (2) lo escribí al mismo tiempo (en las 8 horas de trayecto de un curioso bus de dos plantas; arriba los guiris y abajo, con cristales tintados, misteriosos sacos por doquier???) pero como se hacía muy largo lo separé. También porque tenía que pedir permiso previo a los que aparecen para que publique sus nombre. Cuando querais lo cuelgo junto con las fotos.

    BC

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