sábado, 12 de noviembre de 2011

JAPÓN. UNA VIEJA CITA.

Cuando mi flequillo aun era la envidia de Lucky Luke ya estaba Japón en el punto de mira. Me fascinaba ese archipiélago lejano y misterioso. Y esa gente educada y ordenada. Me asombraban lo ríos de personas cruzando calles bañadas de neón y códigos enrevesados. Me maravillaba que fuese un país tradicional y con tanta cultura y, a la vez, el embrión tecnológico del planeta. No entendía como un país devastado y bombardeado a mitad del siglo XX, azotado por tsunamis periódicamente y jugando a la ruleta constantemente con los terremotos fuese capaz de levantarse una y otra vez como un muñeco de goma. O cómo un territorio tan pequeño sacaba orgullosa su cabeza como segunda (en la actualidad tercera) potencia mundial, un coto en principio reservado para las por entonces supranaciones como EEUU, la República China, Europa o la URSS.

Así que llegué a Tokio el último día de octubre con el miedo de que a mi soñada cita a ciegas acudiese una chica fea, de que no me gustase la película que tanto me habían celebrado, de que todo el disco no sonase tan bien como el single promocional. Y me encontré con:

Modernidad. Hay miles de ejemplos: la botonera que hace del retrete un bidé también y, de paso, calienta el asiento, la cama desde donde controlas las luces de toda la habitación del hotel, que casi todas las puertas sean automáticas, que los taxis abran y cierren las puertas con un botón, si llevas paraguas lo puedes embolsar automáticamente en la entrada de las tiendas para que no gotee, los autobuses urbanos se apagan en una parada o en un semáforo en rojo para no contaminar y arrancar al salir de nuevo, los carteles publicitarios son pantallones de dos pisos, los andenes tienen en el suelo sus marcas prefijadas donde parará sin error el tren… No son grandes alardes robóticos pero te hace todo más cómodo en lo más cotidiano.

Orden. Quizá lo más llamativo. Circulas por autopistas de gente y ves que todos van en una dirección por un lado de la acera y el resto de frente por la otra mitad. Respetan los semáforos, las señales luminosas y las indicaciones. Para el acceso al tren o al metro, hacen un pasillo a ambos lados de la puerta permitiendo que salgan los pasajeros y, solo después, entran ellos. No suena un solo móvil ni se escucha apenas hablar en un tren a rebosar de gente. Los horarios se cumplen a rajatabla. De hecho es más fácil guiarse no buscando un tren en concreto o una parada específica sino cogiendo el tren de las 6:34 y bajándote en la parada a la que se llegue a las 8:13, porque la exactitud es extrema.

Amabilidad y educación. Se puede confundir con exceso de formalismo y parafernalia, pero no deja de sorprender que para todo den las gracias de palabra o inclinando la cabeza, que te sonrían y te atiendan y ayuden con gentileza y paciencia. Sí es sorprendente que no hablen apenas inglés ni los más jóvenes ni los que trabajan de cara al público pero con la misma sorpresa ves como se afanan por hacerse entender o te acompañan al sitio que buscas si te ven perdidos. No perderás el ascensor porque alguien esperará a que entres, los mayores podrán sentarse porque se lo cederá alguien en el bus y los ciegos tienen kilómetros de rutas y accesos marcados con baldosas en relieve que les guían a casi todos sitios.

Soluciones para todo. ¿Quién tarda más en un aseo, ellas o ellos? Pues se arregla dejando un servicio para ellas y el otro mixto. ¿Dónde dejas el paraguas o la bolsa si vas a orinar? Justo al lado de cada urinario hay perchas. ¿Qué haces si sales de la estación y se pone a llover? Coges un paraguas; hay muchos disponibles en hoteles, restaurantes, estaciones… Tan solo tienes que dejarlo en el paragüero en tu destino que alguien más lo usará desde ahí. ¿Qué hacer con los atascos de subida y bajada en una escalera? Se hacen escaleras enlazadas de forma que se sube por un sitio y se baja por otro en el mismo espacio físico ¿Cómo sabes qué pedir para comer si no puedes leer la carta? En la entrada del restaurante verás réplicas exactas de los platos pero en plástico. Solo tienes que señalar el que quieres. ¿Quejas de toqueteos y abusos en el metro aprovechando la multitud? Se ponen vagones solo para mujeres en hora punta.

A semejanza de las increíbles 1.000 deidades “kanon” de Sanjusangendo (Kioto), 8 guardianes vigilan este telar añadiendo cada uno un color. Uno trae el rojo, como las hojas de los parques delatando que el otoño ha llegado; otro el dorado como los templos que salpican tanto ciudades como pequeños pueblos de montaña; otro el blanco de los maquillajes de las Geishas y Maikos de Gion; un cuarto tiñe de color acero ciertas partes de la ciudad con rascacielos que desafían a las terremotos; otro guardián ofrece el color crema que salpican tatamis y puertas de madera sobre ventanas de tela; le sigue el color fucsia de los kimonos y yucatas en su versión tradicional y de los vestidos y medias sexis de las jóvenes y de las “lolitas” en la variante más actual; el más místico de los guardianes robará la luz de los onsen (baños calientes a techo descubierto) para dársela a las calles repletas de carteles luminosos y atractivos reclamos comerciales; y el último, palillos en mano, cubrirá todo del humo de la rica comida japonesa.

Así que no hubo decepción. La película tan recomendada me encantó. Y, como remate, contaba con 4 actores extras que bien se han ganado un Oscar. El disco del single sonaba armónicamente preparado de antemano y en un idioma agradablemente familiar y la chica de mi otra cita resultó ser una atractiva morena.  
Tips:

¿Qué vi? = Tokio, Nikko, Kioto, Osaka, Takayama, Inari, Nara.
¿Dónde dormí? = Malacostumbrado a buenos hoteles me han tenido. Ryokan y tatami.
¿Qué comí? = Intestino, lengua y corazón de cerdo, sushi, yakitori, tanmen, tempura, sashimi, pulpo vivo a la plancha.
¿A quién vi? = Al amigo fotógrafo que me dejó sus filtros y le regaló a Graci sus fotos, a la joven Mizuki y, solo por email, a Robert que me ayudó con dudas antes de la visita.
¿Qué traba encontré? = Casi nadie habla inglés y es un país notablemente más caro. ¡Y no hay papeleras!
¿Qué me agradó? = Lo cómodo que te sientes, la seguridad, la amabilidad, la comida, los templos, los parques, la modernidad, la gente, el orden.
¿Qué me disgustó? = Ciertos dejes algo machistas aun.
¿Qué medios usé? = Tren normal, tren de alta velocidad, metro, bus, monorraíl sin conductor.
¿Kilómetros recorridos? = 2.674 en tren y unos 33 en metro y 37 andando.
¿Qué lado conducen? = Izquierda.
Curiosidades = Paradójicamente, en el país de la modernidad no hay Wi-Fi en los hoteles (sí cable y de alta velocidad de verdad) ni en los restaurantes. No me esperaba que las chicas fueran tan sensualmente vestidas y que hubiese tanto ofrecimiento de masajes y demás en Tokio. Comer con palillos, dormir en tatami en un ryokan y bañarte en bolas junto a más hombres en la terraza de la planta 12 del hotel ha tenido su punto. Presenciar en directo el encuentro de masas entre aceras en el cruce diagonal de Shibuya es increíble. Parecen hormigas por la cantidad de gente y por cómo se esquivan. Frente a lo que pueda parecer, no hay muchos rascacielos ni edificios altos. Hemos sido japos en el país de los japos. Ni una mosca se escapaba de nuestros objetivos.

9 comentarios:

  1. Hola, ya veo que Japón te ha fascinado y no debe de ser para menos por lo que cuentas. Me quedo con las ganas de mas fotos. Saludos.

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  2. Yo creo que me llamaba la atención desde el famoso "Ciudad de Jaén"...

    Las fotos están al caer aquí pero en Flickr ya están colgadas. No me he resistido a poner más de las que pensaba en un principio (a cambio de bajarles la calidad, eso sí) porque para eso estamos en el país de los fotográfos mundiales.

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  3. Hola Diego, yo creo que exageras, tampoco sera para tanto Japon y por lo que cuentas tiene cosa muy parecidas a Malaga; por ejemplo aqui te sientas en un lavabo publico y esta calentito tambien (pero de los meaos anteriores); y si ven que eres extranjero y estas perdido tambien te acompañan (pero para darte el palo); aqui la gente tambien come lengua y por supuesto hay geisas de esas que van muy pintadas y con una ropa muy rara (enseñando las bragas y con 3 tallas menos de sujetador). Yo creo que para eso no hay que irse a 10000 km de aqui. Anda que tienes unas cosas.....

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  4. Uno de los cuatro actores, aspirantes al oscar, (el viejo cascarrabias) quiere decirte que participa plenamente de tus sorpresas y emociones referentes a esa bella cultura y país, además de darte las gracias, pocas letras tiene esa palabra, para reconoceerte todas tus gestiones y tu amable compañía en esa aventura nipona. Tienes la categoría humana de hacer fácil la convivencia y amable el día a día. Iba yo a comentar algo sobre la experienvia vivida pero me has vanciado de contenido al leer tus certeras y bien expuestas observaciones que resumiría, por decir algo, que Jaón es una páís de contrastes y de enseñanzas para un occidental. Gracias por todo y gracias a todos los acompañantes de esta preciosa aventura: a mi Mujer, por su cariño y porque se lo ha currado muy bien, a Mati por su disponibilidad y su risa y a Graci por su cariño y delicadeza. Feliz día de tu santo, que es hoy, y, aunque ya hemos regresado,siempre estaremos acompañándote en tu vuelo y en tus sueños. Un beso grande.

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  5. Me ha encantado lo que has escrito de Japón ¡ qué bien escribes Diego ! Estábamos deseando que escribieras sobre éste país y no nos has defraudado en absoluto, nos tienes a todos enganchados al blog. ¿Qué has querido decir con lo de machistas?, no lo imaginaba, estoy deseando de ver las fotos y ampliar información sobre las mismas. Felicidades por tu santo.
    Saludos.

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  6. Pues sí. Esto mejora por momentos, en cada entrega. Porque lo cuentas tú, pero parece increible todas esas cosas de queque caminan todos por la misma acera en el mismo sentido y demás. Impresionante.

    Y ha tenido que ser muy interesante ser anfitrión en un lugar tan alejado para todos. Aunque tú ya te lo sabías desde que tenías flequillo, jeje.

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  7. COMO ME HA IMPRESIONADO JAPÓN, YO CREO QUE EL QUE MÁS.
    TIENE QUE SER FASCINANTE HABER VISITADO ESE PAÍS, QUE MARAVILLA, SIGUE DISFRUTANTO Y BESOS

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  9. Buenas, os escribo de estrangis que aquí tengo capado este acceso. Manolo, si al final vas a tener razón y somos dos países gemelos...

    Ana, pues no es algo exagerado pero, para empezar, son una cultura tradicional y eso conlleva cierto machismo. Me explicaban que en los baños de las casas primero se aseaba tranquilamente el hombre y luego, si quedaba, ella. También ves sitios donde pueden darte las chicas masajes o lo que tú les pidas pero lo curioso es que el "gancho" y con el que negocias es un chico. Y, algo que le llamó la atención a Graci, ves muy pocas mujeres trajeadas y tratando con ejecutivos mientras que se ven chaquetas y corbatas a porrillo en todos sitios. Ya te digo, habrá igualdad pero hay detalles que ya ves.

    Ilde, se ha hecho lo que se ha podido. Entre la escritura japonesa y que no hablan inglés pues no era fácil hacer tanta ruta y tanto destino pero más o menos nos hemos ido apañando. Alguna patilla se mete pero hemos visto todo lo que tenían preparado desde Arroyo de la Miel.

    Antonio, pues con que cocines la mitad de normal que aquí estará comestible. La verdad es que se come bien. Anoche cené lonchas muy finas de carne de oveja y de ternera, pelotas de carne de gambas y vegetales que los metes como en una sopa-fondue que tiene cada uno, lo pasas un poco y lo mezclas con salsa y para dentro. Riquísimo. Y aguardiente y cerveza gratis mientras cenas. Éramos dos, nos pusimos hasta arriba de comer y costó 19 euros....

    Y me vais a perdonar el último anónimo filosófico y Frank littlewindow pero, aun agradeciendo vuestros mensajes, no logro adivinar quién sois para poder contestaros...

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